Entender el contexto vs. soluciones puntuales

Muchas veces, cuando vemos una actuación, nos centramos en solucionar ese momento, sin ver lo que hay detrás. Cuando pasa algo (por ejemplo, que Pedro pegue a su hermano Martín), es necesario hablar sobre lo ocurrido, pero ese sentimiento expresado lo que verdaderamente nos ayudará a averiguar es la creencia que hay detrás de esta conducta. Si solo nos centramos en solucionar lo ocasionado puntualmente, esta percepción seguirá originando distintos comportamientos, pues el problema original (el resto del iceberg) seguirá oculto. Pedro ha encontrado en tocar a su hermano una reacción rápida en papá y mamá, ¿qué podrá indicar…? En siguientes posts hablaremos sobre las metas equivocadas y cómo entender qué hay detrás de estos sentimientos y cómo gestionarlos.

También es importante entender el desarrollo de los peques y la adecuación a la edad. Si estamos en una comida familiar con una sobremesa de 2 horas, es normal que nuestro peque de dos años y medio se empiece a cansar y busque la pertenencia de maneras alternativas.

La disciplina efectiva no es ni permisiva ni punitiva, es el equilibrio entre firmeza y amabilidad. Por ello, el enfoque que intentamos dar a los conflictos es de centrarse en soluciones en vez de castigos. La culpa no resuelve los problemas, y buscar las mismas consecuencias (por ejemplo: irse a la habitación), a raíz de diferentes comportamientos (por ejemplo: no querer lavarse los dientes, romper un plato, no querer vestirse, etc.), no es lógico ni educativo. Más adelante hablaremos de los distintos tipos de consecuencias. Según nuestros peques crezcan, podremos ir buscando alternativas juntos y comprobando que son respetuosas para ambas partes. Si se derrama el zumo de naranja, a un peque de dos años le podríamos ofrecer un trapo, para incentivar la búsqueda de soluciones. Sin embargo, si nuestro peque ya tiene 6 le podríamos invitar a escoger con una pregunta de curiosidad, para que él subsane el error pero sienta que ha decidido si coger la bayeta, papel, fregona, etc.

Para animarlos en el proceso, distinguiremos entre la incentivación (aliento durante el camino) y la exaltación del resultado, pues la influencia en el desarrollo de habilidades a largo plazo es bastante distinta. Priorizaremos el esfuerzo frente a los resultados. Por último, y enlazando un poco con la importancia de conexión antes que corrección que comentábamos anteriormente, los niños y niñas actúan y aprenden más cuando están mejor. Por tanto, intentaremos que el vínculo en su familia se base en la incentivación, la conexión y el amor. ¡Qué necesaria es la calma, ¿verdad?!

En resumen, cuando nos vayamos a enfrentar a un conflicto y a buscar una solución, nos preguntaremos: ¿es respetuosa para ambas partes?, ¿hay una comunicación efectiva y vamos a escuchar y usar palabras respetuosas, o es mejor esperar para hablar sobre esto? ¿Podemos encontrar una solución? ¿Va a satisfacer el deseo de pertenencia y contribución de mi peque?

📝 Si leyendo el post te han surgido dudas o ejemplos sobre alguna situación a la que te gustaría darle solución, estoy encantada de leerte. 📩 ¡Hasta la próxima!  👋🏻

📚 Referencias bibliográficas:

Nelsen, J., Erwin, C., & Duffy, R. A. (2015). Disciplina positiva. Los tres primeros años. (1.ª ed.). España: Ediciones Omega, BCN SL. España: Ediciones Omega, BCN SL.