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Cómo desarrollar un apego seguro con mi peque

Laura

20 nov 2022

¡Hola, hola! En posts anteriores hablábamos sobre los tipos de apego y cómo estas relaciones que se establecen desde los primeros momentos de vida son luego tan determinantes en nuestro futuro y en la manera que tenemos de relacionarnos con el mundo. En muchas ocasiones, problemas en la edad adulta (la manera que tenemos de relacionarnos con nuestra pareja, cómo percibimos las amistades, etc.) parten de no haber vivido un apego seguro en la infancia con nuestros progenitores y de no tener la autoestima y confianza suficientes como para conocer la parte bonita y sana de las relaciones. Aunque se puede trabajar en ello según crecemos y nos damos cuenta, estarás de acuerdo conmigo en que lo mejor es forjar una relación sana con nuestros peques desde que son pequeñitos/as. 

¿Cómo podemos saber si tenemos un apego seguro hacia nuestros p/madres?

Mary Ainsworth demostró que a partir de los 1,5-2 años de vida ya se puede conocer el tipo de apego que un peque está desarrollando con su mamá o figura principal. Por si quieres profundizar más, el experimento que llevó a cabo se denominaba “The strange situation” o “La situación extraña”. Resumidamente, se estudiaban las reacciones de los pequeños cuando estaba presente la figura de la madre, cuando aparecía un extraño frente a ellos, al quedarse solos sin la madre durante un corto periodo de tiempo y frente a la aparición de la persona extraña sin estar la figura principal con ellos. Según las reacciones tanto visibles como imperceptibles (como taquicardia o aumento de la presión aunque no hubiera una respuesta gráfica por parte del bebé), determinó los tres tipos de apegos que comentamos en la publicación anterior: seguro, evitativo y ambivalente.


Contrariamente a lo que se pensaba a principios del s. XX, los bebés que estaban desarrollando una personalidad más fuerte no eran aquellos que se mantenían impasibles ante la entrada y salida de la madre, pues hay muchos que sufrían en silencio o que se habían acostumbrado a no tener respuesta cuando pedían ayuda, por lo que se resignaban a no protestar. Los bebés con un apego seguro eran los que acudían a brazos de su madre ante el peligro y sabían que, cuando pedían ayuda, la figura conocida iba a acudir a protegerlos. Se observó también que estos peques se recomponían antes tras haber vivido alguna situación traumática y no tenían miedo de volver a separarse a jugar en cuanto se les pasaba el llanto.

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¿Cómo puedo forjar este vínculo seguro con mi peque?

En el libro Encuentra tu persona vitamina se destaca una frase de Rafa Guerrero, especialista en gestión emocional, quien dictamina que la clave para ser adultos independientes es haber sido niños dependientes. ¿Y por qué? Pues por lo que hablábamos anteriormente: para poder volar, hemos tenido que ganar en confianza, seguridad, autonomía, una buena autoestima… y eso lo tenemos que aprender de alguien. Alguien que nos tiene que guiar, acompañar, mostrar… no darnos de lado ni dejar que lo aprendamos a palos, ni tampoco hacerlo por nosotros. Esto es como cuando vivías en casa de tus padres y el finde que se iban de viaje te dejaban todo explicado. “Sí, mamá…” hasta que…ups, te ponías a buscar dónde estaban algunas cosas que nunca antes habías usado y no te acordabas de lo que te habían explicado. Ni abandono, ni sobre protección, la clave es el acompañamiento. 


La confianza no se puede imponer, se gana con amor.

Se distingue entre la autoridad que se puede ganar un familiar o un maestro y el autoritarismo y el conseguir las cosas a partir de generar miedo en la otra persona. Los vínculos forzados jamás pueden ser sanos: o se romperán, o se establecerán relaciones de dependencia y desequilibradas, pero alguien que nos provoca miedo no podrá generar en nosotros nunca bienestar y ganas de compartir tiempo. Bastante polémico el ejemplo y todo habría que contextualizarlo, pero en el momento en el que el peque da besos solo porque alguien ha insistido en “dale un beso a la abuela” (a veces seguido de “o no vendrá a verte otra vez”) … no nos llevará a reforzar la relación ni a que ese beso tenga significado. Abuela, te lo tendrás que ganar. 😉 Mamá/papá/tíx… habla de lo que se esfuerza la abuela, agradece delante del peque, da besos tú, cuéntale cosas buenas, genera tiempo de calidad con ellos para que el vínculo se forme fuerte… ¡y seguro que el beso que tanto te importa llegará de una manera mucho más natural y profunda!


Para él/ella, eres casa y ejemplo.

¿A quién le querías contar tú las cosas cuando te pasaba algo? ¿A quien no te daba lugar a réplica, o en el lugar donde te sentías escuchado? Piensa en ti como adolescente y en cómo te gustaría que fuese la relación con tu peque en esa etapa tan crítica. Para que nos confíen lo que nos quieren contar, tenemos que haber sido zona segura y escuchar sus problemas. Escuchar de verdad, no para luego dar nuestra opinión o una negativa directa. La infancia es un periodo muy importante para echar raíces y para que, cuando pasen por ese momento complicado de por sí, te tengan como aliado y no como enemigo. Igual, desde pequeñitos les podemos preguntar lo que esperan de nosotros cuando nos quieren contar algo: ¿Qué esperas de mí? ¿Que te ayude a buscar una solución, que te escuche para poder desahogarte, que te dé mi opinión…? En la mayoría de veces, solo con sentirnos escuchados y poder soltar lo que llevamos dentro el alivio ya aumenta considerablemente… 


Atención plena: aquí y ahora.

Hablábamos anteriormente de las situaciones con los dispositivos móviles y lo que afectan al sentido de pertenencia. Si te buscan para contarte algo, préstales atención, o hazles saber en el caso de que estés ocupado/a cuándo podrás estar disponible (según la prioridad y el momento en el que os encontréis, por supuesto). Lo que para nosotros, como adultos, no es importante, para ellos sí lo es. Que alguien les haya quitado una carta Pokemon ese día en el cole es importante para ellos. Cuando tu hijo te viene a las 9 de la noche cuando estáis a punto de acostaros a contarte algo que ha estado rondando por su cabeza todo el día, es porque es algo complicado para él y ha elegido ese momento porque es cuando se ha atrevido. Haz un esfuerzo, tómatelo como un ejercicio de desarrollo personal, y trata de estar escuchando únicamente sus preocupaciones por 5’. Del mismo modo, si estás acabando de trabajar, ocupado/a con algo en el móvil… dile que lo atiendes en cuanto puedas y cúmplelo. Cuando estamos escuchándolos a la vez que miramos la pantalla del móvil, se sienten en segundo plano y sus percepciones son reales, porque no estamos prestándoles toda la atención que a nosotros nos gustaría que un adulto nos prestara.


Aprender a trabajar la paciencia.

Si hay algo que nos pone nerviosos, tenemos que alejarnos y analizar por qué. Muchas veces la razón no depende ni es responsabilidad de ellos, solo son niños/as siendo niños/as. Si hay una conducta que despierta en nosotros rabia o ira repentina, seguramente sea nuestro propio niño interior diciéndonos que hay algo que está resonando. 🚨Por ejemplo: si fuiste el típico ejemplo de niño/a obediente, creyendo que solo eras merecedor de atención cuando obedecías, probablemente te cueste aceptar que tu peque no haga caso a tus indicaciones a la primera porque tienes la creencia de que para que te quieran y te escuchen hay que obedecer pronto. Habrá que hacer doble trabajo: ver cómo poder trabajar eso a nivel personal para que no nos haga destaparnos, y por otro lado trabajar, por supuesto, en unos límites razonables con nuestra familia (ver hasta qué punto las normas son importantes, entender el por qué de la rebeldía y la capacidad de obedecer, aprender a relativizar, etc.). Relacionado con esto, viene el siguiente punto:


Los enfados y los gritos vienen por la parte instintiva, la parte primitiva.

No reaccionamos por lo que pensamos. Por tanto, probablemente saquemos una parte de nosotros que no nos guste y que no vaya a ayudar a nuestro peque a gestionar la situación con mejores herramientas. La parte más racional y la oxitocina la tenemos que aportar nosotros, que somos los que en teoría estamos más capacitados. Los peques suelen vivir las emociones intensamente y su corteza prefrontal todavía está en desarrollo, por lo que suelen reaccionar instintivamente. Entender qué cosas nos destapan, suele ayudar a bajar la intensidad, y tratar de tomar distancia y enfrentar la situación como un momento de aprendizaje para tu peque, también. Por ejemplo: si Carla quiere comer helado antes de comer y le has explicado amablemente que no, antes de ponerte a gritar, trata de parar por un segundo, pensar que necesita tu calma para encontrar la suya y que este momento desarrollará un aprendizaje tanto para ti como para ella. Si ves que no es suficiente, volvemos al paso anterior: antes de explotar, cogemos distancia para autogestionarnos primero.

Disponibilidad, cercanía, amor y empatía.

Cuando lloramos, es porque demostramos malestar. Cuando el bebé llora y no se le atiende, se le está dando la señal de que no estamos a su disposición. La realidad es que cuando vas y atiendes al bebé, empieza a desarrollar inputs positivos, por lo que a partir de esta dependencia se va desarrollando de manera segura. Las heridas afectivas pueden hacer que no nos sepamos relacionar desde un apego seguro y forjemos las relaciones desde ese punto, llegando a tolerar situaciones que en otras circunstancias no permitiríamos. 


No sobrevalores sus percepciones, por muy peques que sean.

Aunque los bebés sean muy pequeños, cuando las relaciones en la familia son cordiales, el bebé desarrolla equilibrio emocional, porque aunque no entienda los mensajes percibe las energías, el respeto y la manera de tratarse. Hay una memoria emocional que se queda guardada en el hemisferio derecho, los 0-2 años son cruciales. Al conectar los dos hemisferios (parte más emocional y más racional) más adelante, nos ayuda a entender lo que sentimos.


Todo lo que hagamos desde el corazón, y desde las ganas de ser casa,  seguro que contribuye a que nuestros peques puedan ir desarrollando su propia felicidad estructural.  Si te ha gustado el post, agradecería que lo compartieras con alguien a quien pueda ayudarle. ❤️ ¡Hasta pronto!

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