Las consecuencias de la hiperestimulación y las pantallas

Hablábamos en posts anteriores del mindfulness y de los beneficios que se prueban en constantes estudios sobre esto y sobre la meditación. ¿Por qué? ¿Y por qué es tan difícil de conseguir? Porque antes, salíamos a pasear por el pueblo, y no nos quedaba otra que estar en el momento presente: cogiendo piñas, hablando con la persona que iba a nuestro lado, pensando como mucho en a qué hora había que volver para comer… pero no teníamos en el bolsillo la vida de todos nuestros amigos al alcance para saber qué estarían haciendo, qué fotos han posteado, qué se estará hablando por el grupo de WhatsApp… y vivir en el presente y centrados en nuestras propias vidas no costaba tanto.

Hay un cuento para los peques que a mí, particularmente, me gusta bastante. Se llama “Vacío”, y está escrito e ilustrado por Anna Llenas. Trata el tema de sentirnos incompletos y la necesidad de buscar causas o soluciones externas. Finalmente, todo pasa por nosotros y, tras llorar y desahogarse, Julia va encontrando la manera de mirar hacia dentro y de ir llenando su vacío gracias y solo gracias a sí misma. 

¿Qué cosas podemos hacer para que nuestro peque se enfrente a su vacío?

• Analiza cómo te enfrentas tú a la realidad cuando algo te sucede. La primera cosa que debemos tener en cuenta es que somos su principal ejemplo. Si ellos ven que constantemente, cuando tenemos una discusión con alguien, un mal día en el trabajo, estamos aburridos…recurrimos a la televisión y a Tiktok antes que exponerlo en familia, coger un cuaderno y escribir para clarificar pensamientos, o cualquier otra actividad que no nos dé todos los estímulos que queremos para dejar de pensar, probablemente tampoco serán los principales medios a los que recurra según vaya creciendo.

  
  

• Lee, fomenta la escucha activa y la atención. La sobreestimulación hace que, en vez de pensar e imaginar como primera reacción, atender a los vídeos sea mucho más sencillo que componer una imagen mental en nuestra cabeza. Léele capítulos de libros, imaginad cómo veis a los personajes, inventad historias, hazle seguir el hilo a través de la escucha sin que haya apoyo visual de por medio, pregúntale cómo lo imagina… Una vez nos acostumbramos a que todo nos viene dado, lleno de luz y color, igual los apuntes de la universidad pasan a no ser tan divertidos en el futuro…

  

• Deja que desarrolle la creatividad. La mayoría de los adultos tememos que nos den un folio en blanco y nos pidan dibujar algo. Sin poder ver un ejemplo previo y tras años sin practicar, la creatividad seguro que es bastante limitada. Además, me apostaría algo a que el 90% de nosotros dibujaría la misma casa, con la puerta rectangular, la ventana redonda en la buhardilla y la chimenea en el lateral del tejado si nos pidieran hacer una. Tenemos muy arraigada la imagen en la mente en vez de tirar de nuestra creatividad. No recurras siempre a los libros de colorear, no los necesitan: déjales pensar, diseñar, elegir colores, buscar proporciones…deja que creen de cero. Ya tendrán tiempo para recurrir a lo otro y quedarse sin ideas.

• Crea situaciones para que pueda jugar y relacionarse. Busca espacios de encuentro con amigos, familiares… En general, es importante que los peques aprendan a establecer vínculos con las personas, las mascotas, las cosas… antes que con las tecnologías. Una comida familiar puede ser una buena oportunidad (y un reto, desde luego), para buscar opciones, para demostrar buenos modales con sus iguales, para desarrollar estrategias de establecer conversación, jugar… Y es importante que durante los primeros años de vida el juego simbólico pueda tener lugar en ambientes frecuentes.

• Crea espacios de escucha y comunicación. Es importante encontrar un ratito al día, cada uno con sus rutinas, en las que poder expresar lo que nos preocupa, cómo nos hemos sentido, qué ha sido importante para nosotros… para crear conexión tanto interna como con el resto de familiares. Si no nos preguntamos cómo estamos, desde el corazón, quizás se esté moviendo algo en nuestro interior que no seamos capaces de analizar y de buscar respuestas… Ayúdale a validar sus sentimientos, a exteriorizar sus preocupaciones, a que encuentre maneras de aclarar sus pensamientos y conectar consigx mismx… Para que más adelante lo pueda hacer de manera independiente.

Querer lo mejor para nuestros peques muchas veces nos ayuda a trabajar también en nuestra mejor versión para poder ofrecerles todo y más. Pregúntate si te escuchas, si hace tiempo que tu cuerpo te quiere decir algo y lo has ido evitando, si puedes implementar algún hábito que ayude a tu salud mental… para contribuir a tu felicidad estructural. 

Si te ha gustado el post, agradecería que lo compartieras con alguien a quien pueda ayudarle. ❤️ ¡Hasta pronto!