María Montessori dividió el periodo desde el nacimiento hasta los 24 años en cuatro etapas, en las cuales los seres humanos nos movemos por diferentes intereses y focalizamos en desarrollar una parte diferente de nosotros, atendiendo a nuestro “tipo de mente”. La última franja, de los 18 a 24 años, es conocida como la de la juventud, y se caracteriza por la mente especialista. La estabilidad emocional y social adquiridas al pasar la adolescencia, nos permiten ir un poco más allá y pensar en cómo podemos contribuir en la sociedad. Se busca la independencia moral y económica, y normalmente, sobre todo en el terreno académico, nos vamos especializando y preparando para la elección vocacional. 

¿Significa esto que si durante esa edad no se ha llegado al nivel de autoconocimiento suficiente o a saber a qué nos queremos dedicar estamos “perdiendo el tiempo” o “equivocándonos”? ¡Para nada! Que nuestra mente comience a tener la capacidad para centrarse en esas cosas, que los intereses vayan a tomar rumbo en esa dirección o que los tiempos marcados “oficialmente” sean esos, no significa nada.

Storytime: Todavía recuerdo la tensión de Bachiller, y el ir rechazando opciones a medida que ibas descartando asignaturas: había gente que tenía muy claro lo que quería hacer pero no le llegaba la nota, había otras personas que tenían nota “de sobra” pero no sentían vocación específica por nada… pero todos teníamos que elegir con los mismos plazos y en el mismo curso. Yo fui la primera que había considerado tener una vocación bastante marcada y por diversos motivos me dejé llevar y acabé eligiendo una carrera que no me gustaba. Empecé las clases y sentía que no encontraba mi lugar, no me veía en el futuro trabajando de ello…y notaba que el ir a clase se me hacía una montaña (cosa que, por suerte, nunca antes había experimentado). En ese momento no le encontraba sentido a lo que estaba haciendo y la presión de pensar que no había hecho más que empezar me apagaba más. Finalmente, con apoyo tomé la decisión de rectificar y cambiar a estudiar lo que siempre había querido y aproveché el final de ese año para aprender otras cosas: viajar sola, consolidar el inglés, buscar algún trabajo complementario, etc. 

Desde entonces, aunque haya habido altibajos y siempre tenemos algún día en el que cuesta afrontar la rutina, recordarte el propósito de vida siempre da un boost de energía para continuar haciendo lo que se tiene en mente. Y a día de hoy, en el aula, creo que una de mis mayores preocupaciones es poder darles los medios a mis peques para que encuentren algo que les apasione y que nazca de ellos. Los valores no se pueden transmitir (en el sentido de traspasar), pero sí ejemplificar y vivir, para que ellos/as vean lo que es sentir ilusión por algo y quieran también experimentarlo en sus carnes.

¿Cómo ayudar a mi peque para que encuentre sentido en su vida?

Aunque cada persona vive su proceso, encuentra la satisfacción en diferentes cosas y descubre su camino a un ritmo, podemos llevar a la práctica pequeños gestos que les ayuden:

• Ábreles el mundo y esfuérzate por abrir el tuyo. Darles una ventana lo más amplia posible, en cuanto a gustos se refiere, hará que tengan más perspectiva sobre lo que poder elegir y prueben más cosas. Es difícil no pasarles nuestros miedos, nuestros deseos y expectativas, pero es importante que tengan espacio para conocer cosas nuevas y desarrollar su criterio. Puede que el padre de Quique tenga el fútbol como profesión frustrada, pero no por ello el peque tiene que estar apuntado en el (inserte equipo) FC desde querubines. Si le gusta, genial, pero si no también puede probar a hacer rugby, ajedrez, robótica, cocina, pintura… Si por naturaleza, entorno o genética elige una profesión parecida a la tuya, será estupendo, pero que no sea solo porque no ha conocido más.

• Ayúdale a forjar una buena autoestima. Conocer qué se nos da bien es algo esencial para dirigirnos hacia nuestro propósito de vida. Tanto desarrollar nuestras fortalezas como ir enfrentando nuestras debilidades poco a poco, pero el tenerlas detectadas y trabajar en ellas es algo esencial para el crecimiento personal. Fuera de lo académico, la educación emocional y el poder de nuestra mente son las herramientas clave para saber hasta dónde llegaremos en el futuro. ❤️

• Habla sobre el mundo, pregúntale cómo contribuir. Conocer en qué situación estamos, qué problemas hay (explicados de una manera adecuada a su edad y capacidades, por supuesto) en el mundo y buscar maneras de contribuir a él, nos hacen desarrollar nuestra parte humana. Afortunadamente este es el motor que mueve a mucha gente, y experimentar un voluntariado (sea al nivel e implicación que sea) es una experiencia por la que todas las personas deberían pasar. Ahora se acerca Navidad y hablaremos sobre diferentes iniciativas en las que poder participar. 

• Apóyalo/a académicamente según lo necesite. Aunque según nos vamos especializando el sistema educativo marca ciertos estándares y elecciones más limitadas, por lo que no siempre podemos centrarnos solo en lo que nos gusta, es importante que sientan apoyo por nuestra parte y que reforcemos tanto lo que se les da bien como en lo que hay que seguir practicando para que cojan confianza y seguridad y esto no sea un motivo por el que abandonen sus sueños. Escucha sus necesidades, aconseja si te lo pide, pero no impongas tus ideas ni proyectes lo que te gustaría por encima de sus intereses.

Desde mi punto de vista, en muchos casos nuestro propósito de vida es cierto que puede tener mucho que ver con la parte laboral y que nuestras necesidades de autorrealización se vean satisfechas por este lado. Sin embargo, también pienso que esto puede ser variable, que también puede que sintamos que estamos en el mundo para acompañar a otras personas que necesiten nuestra ayuda, para ser mamá/papá, para difundir un mensaje que creamos importante, para cuidar el medio ambiente… o todas ellas en diferente medida para sentirnos realizados. Sea lo que sea, la cuestión es encontrar algo que mantenga nuestra ilusión y que nos haga sentirnos útiles. Y nunca es tarde, ni una pérdida de tiempo, ni un error. De toda experiencia se obtiene un aprendizaje, y en una medida u otra nos está acercando a nuestra meta. ✅

La próxima semana hablaremos de cómo conseguir la felicidad. Si te ha gustado el post me gustaría que me lo hicieras saber, por comentario o por email📩, así como que lo compartieras con alguien a quien crees que puede interesarle.😊 Gracias por seguir la newsletter 💛 ¡Hasta la próxima!  👋🏻