¿Y qué tendría esto que ver con la disciplina positiva o con mi peque? 

Realmente, quería exponer este concepto para poder añadir este filtro a nuestras gafas de observadores. A mí me ayudó a entenderme, al final ponerle nombre a algo no va a cambiar la realidad pero en muchas ocasiones nos ayuda a sentar un punto de partida, a sentirnos apoyados por gente que experimenta los estímulos del mismo modo, a informarnos sobre terapias o prácticas que nos pueden ayudar a resolver cosas que nos angustian, etc. Pero no solo para ti, sino para que también veas si alguien de tu entorno puede serlo (tus peques, familiares cercanos, amigos…) y te ayude a actuar de manera respetuosa frente a algunas situaciones.

La disciplina positiva, más allá de comentar ciertas herramientas concretas para el gestión de conflictos, nos ayuda a tomar, por encima de todo, decisiones y comportamientos que sean respetuosos para todos los integrantes de la unidad familiar, del grupo de aula, etc.

Aron comenta que hay dos hechos importantes a tener en cuenta. El primero es que todas las personas (PAS o no) se sienten mejor cuando no están ni aburridas ni activadas. Esto ocurre tanto en niños/as como adultos. El mejor punto es en el que nuestra actividad no es demasiado baja ni cuando nos sentimos sobreestimulados y nuestros movimientos y acciones comienzan a ser descontrolados. ¿Alguna vez ha venido el típico tío o padrino a cenar, que ha estado jugando a pelearse de broma con tu hijo, y después de dejarlo a las 11 de la noche en un estado de sobreexcitación se ha ido a dormir a su casa mientras te dejaba a ti con “el marrón” de tranquilizarlo y hacerle entender que era hora de dormir? 😴 ¿Tienes en mente algún final de día tras un evento en el que el cansancio y excitación ha terminado en irse a la cama entre lloros?

Las rutinas y la calma ayudan a mantenerse en este estado, la diferencia es qué cosas y estímulos nos hacen llegar a la sobreactivación antes. El segundo hecho que comenta es que “las personas difieren considerablemente en la intensidad a la que se ve estimulado su sistema nervioso ante la misma situación, bajo un mismo estímulo” (Aron, 2006, p. 28). Hay quien encuentra en irse de compras un momento terapéutico, y hay quien necesitaría pasar por terapia tras haber esquivado a las hordas de gente entrando y saliendo del Primark 😅. 

Para poder ayudar a los peques a que se encuentren en el margen de activación pero que no lleguemos a un nivel excesivo, tenemos que pararnos a observar cómo procesan la información y los estímulos de su alrededor. Está bien que tu peque se llene de barro hasta el pelo si le gusta saltar en los charcos, y también está bien que le des la mano para esquivarlo si le da asco meter el pie en él. Está bien tener una muda preparada para cambiarle si se mancha porque no le gusta sentirse así, o dejarle explorar en la papilla hasta que necesite un baño. 

Como decíamos anteriormente, es esencial validar, tanto nuestros sentimientos, como los ajenos. Normalmente una PAS no pensará que los motivos de enfado de otra persona sean exagerados, pero en muchas ocasiones (y sobre todo durante la infancia), alguien decidirá por ellos el tiempo que está aceptado para llorar por un juguete perdido o una caída, o cuándo este motivo es “una tontería” 🙄. Si vemos que hay situaciones que les superan, es importante crear un ambiente seguro en el que ir dándoles espacio y tiempo para atreverse y progresar. 

Si a Aura (con dos años) no le gustan las multitudes, es una niña que ha crecido en pandemia y grupos reducidos, y de repente la soltamos en brazos de un extraño cuando bajamos a una fiesta de muchas personas, con gente gritando, con olor a tabaco, que le tocan las piernas y las mejillas, y que cuando busca a su madre le dicen “ya tendrás tiempo de estar con ella, es que estás enmadrá”... Igual tendríamos que revisar un poco la empatía… 

El tiempo fuera positivo es uno de los recursos de DP que, de manera indirecta, en muchas ocasiones nuestro cuerpo necesita cuando llega a niveles de sobrestimulación que nos hacen perder el control. Hablaremos de ello y de cómo funciona nuestro cerebro cuando nos destapamos, para poder trabajar a partir de este reconocimiento. Está bien pedir pausa cuando sientes que una discusión no te va a llevar a ninguna conclusión productiva, y es nuestro deber respetar y concederlo cuando alguien lo pide si realmente pensamos en encontrar algo que nos produzca bienestar a todos.

Si has conectado con estas descripciones o te ha venido alguien de tu entorno a la cabeza, me gustaría decirte que está bien sentir lo que sientes, que nadie te quite el derecho a pensar o sentir, y que la alta sensibilidad tiene muchísimas cosas buenas también. Como es un tema bastante amplio, déjame saber si te interesa seguir profundizando en pros y contras, cómo abordar ciertas situaciones… y haremos una próxima entrada sobre ello.

Antes de cerrar, me gustaría relacionarlo con el tema del autocuidado. Retraerse y darse tiempo nos puede ayudar a reponernos de emociones demasiado intensas. En la cuenta de Instagram dejé un recurso para trabajar este tema con los peques e ir plantando la semillita de lo importante que es. ¿Quieres que lo leamos juntos? ¡Estaré encantada de ayudarte! 😊 

📚Referencias bibliográficas:

Aron, E. N. (2006). El don de la sensibilidad. Ediciones Obelisco.