Cuando intentamos actuar para frenar o redirigir solo este hecho, sin analizar lo que hay detrás, lo que sucederá es que Carmen encontrará otro patrón (tomará otras decisiones) para seguir llegando a lo mismo. Es decir: si ella tiene necesidad de atención y solo la consigue cuando su abuelo está haciendo cosas con ella, puede que deje de interrumpirlo cuando le está dando de comer a su hermana, pero quizás comienza a decir que le duele la barriga para ver si así él detiene lo que esté haciendo para atenderla. ¿Por qué? Porque no estamos atajando el “problema” de raíz ni entendiendo la necesidad que hay detrás de esta conducta. Al hablar de ponernos las gáfas de observadores, nos referíamos a llegar al fondo del iceberg para reconstruir la idea de este sentimiento de conexión y pertenencia. ¿Y cómo lo podemos hacer? Haciendo que Carmen sienta que forma parte de su núcleo en todo momento, no solamente cuando interrumpe. 

Dentro de estas metas equivocadas, podemos agrupar las creencias que se van generando en 4 maneras distintas:

Atención excesiva

Todos nuestros peques quieren sentirse escuchados. Cuando perciben que interactuando de una manera positiva no es suficiente, puede emerger el “mal comportamiento” o las estrategias de llamar la atención de una manera indebida. Normalmente, el resultado es más rápido, pues las respuestas que obtienen son más llamativas (“si le pego un tirón de pelo a mi hermano, seguro que mamá se levanta corriendo del sofá”). Poco a poco se va convirtiendo en una espiral de obtener atención a toda costa, aunque sea para generar emociones negativas. Sienten que son importantes solo cuando tienen la atención.

Poder

Se genera la creencia errónea de pertenecer solo cuando se hace lo que el peque dice, gana una discusión, siente que tiene el control de la situación… por lo que las provocaciones comienzan a darse de manera más frecuente, perdemos el control… Piensan que solo pertenecen cuando salen victoriosos con lo que desean.

Venganza

En este caso, en lugar de ser reacciones instantáneas existe un dolor y una sensación que el niño o la niña tienen por no poder pertenecer. Sienten que las cosas suceden por dañarles y tratan de devolver este daño. Por ejemplo: como has estado trabajando sin mí y siento que no pertenezco, cuando vienes a casa te ignoro porque necesito devolverte ese daño. 

Ineptitud asumida

El peque piensa que no podrá hacer las cosas ni pertenecer a la familia si no recibe ayuda, se siente incapaz de verse independiente o de hacer cosas por sí mismo/a, necesitando refuerzo constante y ayuda para llevar a cabo las tareas. La creencia es “solo soy importante si recibo tu ayuda”. 

Es importante darnos cuenta de que estos patrones están teniendo lugar, pues las creencias y las decisiones que vamos tomando en base a ellas se van reforzando con el paso del tiempo.  Si con nuestras actuaciones las validamos y arraigamos en lugar de revisar el sentido de pertenencia y cómo poder reconducirlo, la intensidad irá incrementándose. Nuestra meta no es modificar el comportamiento para tener el control sobre lo que hacen, sino focalizar en satisfacer las necesidades que nuestros peques están teniendo. En el próximo post veremos qué es la Tabla de metas equivocadas y cómo podemos empezar a detectar estas conductas y cuál es su posible origen a partir de cómo nos sentimos nosotros cuando ciertas situaciones tienen lugar.

Si tienes alguna duda o te interesa un tema en concreto, házmelo saber 💬 Estoy encantada de leerte 😊 ¡Hasta la próxima! 👋🏻