Respeto a las diferentes habilidades

Como exponía en el punto de mezcla de edades, los peques están acostumbrados a entender que hay cosas que se les dan mejor y quieren explotar y otras áreas en las que tienen seguir practicando aunque no sean sus favoritas. Como están acostumbrados a compartir diferentes materiales, conocimientos, estrategias… no se extrañan ni se comparan continuamente con la rapidez/velocidad/calidad con la que el compañero/a de al lado está haciendo el trabajo. Así pues, aunque las propuestas buscan el desarrollo integral y ser completas, la tolerancia a la frustración se puede ir desarrollando poco a poco a través de la adaptación de las actividades. Por ejemplo, si a Emilio se le da muy bien y está muy cómodo investigando en un libro sobre botánica avanzada, podemos proponerle hacer una maqueta en una tarjeta si creemos que la parte del arte la podríamos reforzar un poco más, pero no va a estar comparándose con la persona de al lado por ver si corta mejor o peor que él o tener que acabar en 10’, porque el compañero/a que está a su lado quizás elige ayudarle o ponerse a trabajar sobre los planetas.

Capacidad de aprendizaje exponencial

Dado que en Montessori no hay un currículum cerrado y nos acoplamos a las necesidades e intereses de los niños, tratamos de que en el ambiente siempre haya libros que llamen su atención y facilitarles información sobre los temas que veamos que les interesan. Pueden hacer proyectos sobre ello, obtener información de Internet… y presentárselo a sus compañeros si así lo desean.

Ritmos y expectativas diferentes

Partiendo de la idea de que todo es individualizado, cada peque lleva su ritmo y no hay tiempos preestablecidos. Por ello, tanto si el peque termina muy rápido y su semana está llena de actividades como si algo le está costando más de lo previsto y quiere dejarlo y volver a ello más adelante, no existe lugar a comparaciones ni presiones extra por acabar la actividad antes de que suene la campana o llevárselo a casa porque en clase no se ha aprovechado el tiempo.

Hace un tiempo me pasaron un pequeño hilo de Twitter en el que se ponía en duda la validez del método con niños y niñas de este perfil por la inexistencia de elementos que favorezcan la motivación extrínseca. Es cierto que, en muchas ocasiones, al hablar de Necesidades Específicas de Apoyo Educativo, los métodos que se sugieren son conductistas y se basa en la consecución de premios, privilegios, etc. a la hora de llevar a cabo algo que al principio no sea demasiado llamativo para el niño/a. También es cierto que, en un aula ordinaria, aunque se consigan hacer extensiones y acoplar el aprendizaje del peque a los conocimientos apropiados para él, tener que llevar los mismos tiempos que los demás y ocuparse en lo que se les impone, sin mucha elección ni capacidad de focalizar en los temas que les interesan, puede ser más aburrido y marcar más la diferencia que hacer que sientan inclusión y ganas de ahondar. En general, y hablo siempre desde mi experiencia, la flexibilidad y la coexistencia en un ambiente más adaptado y que busca y facilita un lugar -en la práctica y no solo en la teoría- y un nivel distinto para cada persona, hace que la motivación intrínseca se vea aumentada y, aunque se puedan añadir (dependiendo de lo que se crea beneficioso para cada alumnx) elementos externos en casos en los que se necesite, se trata de recurrir a ellos lo menos posible. Para mí, el poder extender la puerta para que entren más formas  es la clave de toda educación respetuosa. 

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