El adulto preparado según María Montessori

Según María Montessori, la tarea del adulto se basaba en los siguientes puntos:

Respeto al niño/a

🌈 Respeto al desarrollo natural de potencialidades y entender al niño como un ser completo. En muchas ocasiones se toma un rol “pasivo”, desde la observación y el dejar hacer, con la intención de que los niños/as puedan desarrollarse sin necesitar su ayuda. La doctora describía que la meta de todo ambiente Montessori es que funcione exactamente igual con y sin la guía. Los niños y niñas aprenden haciendo, por lo que cuando lo hacemos por ellos estamos resultando ser un entorpecimiento para el aprendizaje (por ejemplo: servirles el agua por no querer esperar a que lo hagan ellos o por nuestro miedo a que lo derramen). En muchas circunstancias, parar y dejar hacer resulta mucho más complicado que intervenir directamente 😜.

Confianza en el/la peque

🌈 No controlar. En la misma línea y ligando con los principios de la disciplina positiva, tratamos de generar relaciones horizontales en la que todos los contribuyentes puedan disfrutar de su libertad y se sientan pertenecientes. Supervisar y velar por las necesidades de los alumnos no es lo mismo que controlar desde la verticalidad para que hagan lo que nosotros queremos. A veces, para entenderlo, es necesario analizar nuestra persona y la fuente desde la que nace nuestra conducta. Por ejemplo: Andrea está corriendo por el ambiente y la guía le pregunta si le puede recordar cómo nos desplazábamos por el espacio. Andrea lo recuerda y lo representa. No es lo mismo que la guía lo haga por velar por su seguridad y por la de sus compañeros (ya que si va corriendo puede chocarse con algo o con alguien) que si simplemente fuera por el hecho de querer estar ella tranquila impidiendo el movimiento de la niña. Un origen sería más horizontal que otro.

Observación para detectar las necesidades

🌈 Servir, guiar, observar. En relación al primer punto, la guía está a disposición de las necesidades del alumnado y, según los intereses y capacidades de cada peque, les orientará de una manera u otra. Para ello es necesario observar en todo momento y detectar lo que se necesita. Por ejemplo: María se dirige a la mesa del snack con su trozo de pan en la mano. El pan se le cae y el suelo queda manchado de tomate. Mira a la guía (con cara de duda). La guía se acerca y le señala el servilletero donde tiene el papel de repuesto. Si es necesario, le recordaría cómo limpiar algo que cae al suelo. Si no, seguiría con lo que estaba haciendo. Conociendo a cada niño/a y a lo que necesita, actuaríamos de manera diferente. Si en ese momento hace el trabajo por María, la estaría rescatando (en términos de DP) y con esa acción no daría lugar al aprendizaje. También veremos más adelante diferentes tipos y focos de observación para poder entrenar esta capacidad.

Construcción del ambiente

🌈 Construcción del ambiente. Aunque lo entenderás mejor cuando hablemos de los periodos de desarrollo infantiles, en la mayoría de casos, la manera de satisfacer las necesidades de los niños/as no es actuando directamente sobre ellos sino sobre el ambiente. Por ejemplo: si vemos que Martín está muy interesado en el agua y ver cómo cae, diseñaremos/modificaremos una actividad para incluirla en el ambiente para que pueda hacerlo en ese lugar y de una manera afín a las normas de uso en el salón.

María Montessori fundó la Casa dei Bambini y la llamó así porque básicamente era una casa real, en cuanto a disposición, tareas a realizar, relaciones… Así que conoceremos muchas maneras de extrapolarlo a nuestro hogar. Si te ha surgido alguna pregunta o te apetece reflexionar sobre alguna intervención con tus peques teniendo en cuenta los criterios del rol del adulto expuestos, estoy encantada de leerte! 

📚 Referencias bibliográficas:

Montessori, M (1998). La educación de las potencialidades humanas.