¿Y tú, necesitas sentirte querida/o?

En la publicación anterior comentábamos que poco a poco vamos a ir viendo cómo fijarnos en el trasfondo de las acciones más que darle la importancia al eje central, pues los sentimientos no hacen descubrir qué hay detrás y por ello nos pueden resultar tan útiles y reveladores. 

¿Recuerdas que dijimos que todos los seres humanos teníamos un motor común y unas necesidades que necesitábamos satisfacer como seres sociales? 🫂 Te invito a parar 2 minutos y pensar en qué cosas crees que puedes compartir con tus hijos/as o alumnado.⏳ También puedes compartir la dinámica con ellos/as si te apetece, ¡quizás conozcan tus propias necesidades mejor que tú mismo/a! Algunas reflexiones pueden ser: ¿por qué crees que socializar es importante para nosotros? ¿Qué nos gusta recibir de los demás? ¿Por qué me gusta estar en compañía? ¿Qué me aporta mi entorno? ¿Cómo de importante para mí es sentir que me escuchan?, etc. Si te has atrevido a contestarlas, vamos a ver si tus conclusiones se parecen con la de estos dos investigadores… 😊

Alfred Adler fue un psiquiatra vienés del s. XIX, contemporáneo a Freud. Este autor defendía la importancia de un principio de conexión, de nuestro deseo influido por las decisiones que tomamos respecto a nuestra persona, sobre los demás, el entorno… En resumen, muchos de nuestros comportamientos y sentimientos se basan en lo que sentimos en relación a la conexión, capacidad y contribución.🔌 Y es que para los seres humanos es importante sentirnos pertenecientes (Gemeinschaftsgefühl). Me gusta sentirme querida, me gusta que cuenten conmigo en un grupo, me gusta que me esperen cuando estamos dando un paseo, que me pregunten por mi opinión cuando hay que decidir dónde cenamos… ¿Te vienen mil ejemplos, verdad?

Cuando nos sentimos pertenecientes e importantes para los otros, nos sentimos arropados y de buen humor. Por lo tanto, muchos comportamientos que podemos ver en el día a día de nuestros peques se encaminan a conseguir y fomentar este vínculo. 💛 Una situación que quizás te suene: típica comida familiar en la que los adultos van a comer a las 15h y, por logística y horarios, le doy de comer a mi peque antes. Piensas “con suerte me dejará comer luego tranquilo/a”, pero…tu gozo en un pozo cuando luego hay millones de intervenciones mientras tratas de mantener una conversación y terminar el plato. ¿Lo estará haciendo adrede? ¿Querrá “amargarte el día”? 😅 Realmente no, realmente con sus actuaciones solo desea formar parte, contribuir al grupo. Eso que dicen los adultos parece interesante y eso que comen seguro que está más rico que lo que a mí me han dado, ¿por qué no probar…? 🤪 Saber que este deseo está detrás de la conducta me puede ayudar a no tomármelo personalmente y a recargar mi paciencia un poquito, o a quizás (si puedo y me apetece) a rediseñar la situación para la próxima y sentarlo/a a mi lado, si prefiere estar formando parte del grupo.

Dreikurs fue discípulo de Adler. Ambos destacaron la importancia de la necesidad de dignidad y respeto mutuo en todas las relaciones, describiendo el concepto con el término educación democrática. Jane Nelsen y Lyn Lott continuaron con los estudios sobre estos conceptos y, a partir de ellos, desarrollaron lo que hoy conocemos como la Disciplina Positiva.