¡Hola, hola! La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás. Parece fácil de describir: sin embargo, cuando estamos en plena efervescencia en un conflicto con alguien (incluso como adultos), es bastante difícil que las razones de la otra persona sean igual de válidas que las nuestras si nos llevan a lugares opuestos, ¿no? Al final toda la carga emocional y el peso que nosotros le estamos poniendo a un motivo, para nosotros es “la correcta”, e instintivamente pensaremos que la del otro/a tiene menos importancia o valor. Por ejemplo: si yo considero que es importante que la cocina esté recogida al llegar a casa y soy muy estricta con eso, quizás que la persona que esté a cargo de hacerlo esté cansada no es razón suficiente para mí.

El desarrollo de la empatía requiere de madurez en la corteza prefrontal (análisis de pensamiento, conexión de lo que sentimos y de lo que pensamos, resolución de problemas…), y, algo que sobre todo les cuesta mucho a los peques, por la etapa egocéntrica en la que madurativamente desarrollan en los primeros años, es el salir del “yo” para poder fijarnos en los otros. Esto es totalmente normal, puesto que en los primeros años de vida necesitan focalizar en ellos mismos y en satisfacer sus necesidades físicas, y una vez la autonomía está adquirida ya el foco pasa más a la parte de la socialización y el entender a los demás. (Puede que te haya venido alguien a la cabeza que todavía necesite ayudita para salir de aquí unos cuantos años después😂).

¿Qué cosas puedo hacer para que poco a poco vaya adquiriéndola?

1. Verbaliza tus emociones, las suyas… Ayúdale a poner palabras a las sensaciones físicas. “Creo que estás enfadado, porque he visto que has fruncido las cejas y te estás poniendo rojo”, “Hoy estoy enfadada porque en el trabajo no me han tratado del todo bien”, “¿Estás un poquito nerviosa? ¡Noto que no paras de moverte!”.

   
   

2. Valida esas emociones, para que puedan entender cuando sentamos un límite que, aunque lo que estén solicitando en ese momento no sea posible, entendemos perfectamente que lo pueda sentir. “Entiendo que estés triste porque no podemos quedarnos jugando en el patio, toca volver a clase". Esto les enseñará a mostrar apoyo cuando vean que alguien se siente de determinada manera.

   
   

3. Habla sobre situaciones hipotéticas. Cuando estéis leyendo una historia, por ejemplo, hazle preguntas sobre los personajes: “¿Cómo crees que se está sintiendo el protagonista? ¿Tú cómo te sentirías en su lugar? ¿Qué crees que podría hacer para solucionarlo…?”