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¿Por qué es importante que tu peque desarrolle su inteligencia emocional?

Laura

8 oct 2023

Hoy me alegro de hablar un tema que considero fundamental en el desarrollo de los peques y en general de todas las personas: la educación emocional. Durante los últimos años y con la aportación de distintas pedagogías, está ganando fama e importancia una educación más completa, que no solo defina a los estudiantes por las notas que sacan o dejan de sacar en el cole. Al final, cuando entramos al mundo laboral, ¿valoramos que una persona sea extremadamente inteligente pero no sepa relacionarse con los demás? ¿O tenemos mejor concepto y recuerdo de gente que ha sabido ver las aptitudes en todo el mundo y que los ha motivado a sacar la mejor parte de ellos para contribuir y crear sinergias?

Daniel Goleman es un psicólogo y periodista estadounidense reconocido por popularizar el concepto de inteligencia emocional, ya desde 1995. La inteligencia emocional se refiere a la habilidad de una persona para reconocer, comprender y manejar sus propias emociones, así como para reconocer, influir y relacionarse efectivamente con las emociones de los demás. Si comparamos esta teoría con la de las inteligencias múltiples de Gardner, uniríamos el concepto de inteligencia intrapersonal (entender qué pasa dentro de mí, mi lógica privada, mis miedos, la autoaceptación, etc) y la inteligencia interpersonal (relación con los demás, empatía, comunicación efectiva, comprensión de las situaciones sociales…).

Vayamos con un ejemplo práctico: ¿Qué sería demostrar inteligencia emocional en una situación entre peques?

Imaginamos que Lucas, de seis años, está jugando en el parque con otros niños. Durante el juego, uno de los peques se cae y comienza a llorar porque se lastimó. Lucas se acerca rápidamente al niño, lo consuela y le pregunta si está bien. Muestra empatía al reconocer el dolor del niño y le ofrece palabras de apoyo. Luego, Lucas sugiere que jueguen a un juego menos brusco para que todos se diviertan sin riesgo de lastimarse. Esta acción demuestra la habilidad de Lucas para regular sus propias emociones al no entrar en pánico o asustarse ante la situación. En cambio, actúa de manera calmada y compasiva, buscando una solución que pueda responder a los intereses de todos y a la cohesión del grupo.

Los componentes de la inteligencia emocional

Dentro de la definición de Goleman, podemos extraer cinco componentes clave de la inteligencia emocional:

Autoconciencia: La capacidad de reconocer y comprender nuestras propias emociones, así como entender cómo estas emociones afectan nuestro comportamiento y decisiones.
Autorregulación: La habilidad para controlar impulsos emocionales, manejar el estrés y regular nuestras reacciones ante situaciones desafiantes.
Motivación: La capacidad de establecer metas y perseguirlas con determinación, incluso en momentos de dificultad. Esto implica la capacidad de automotivarse y mantener la persistencia.
Empatía: La capacidad de comprender y sentir las emociones de los demás, así como responder de manera compasiva y empática a sus necesidades emocionales.
Habilidades sociales: Incluye la capacidad de establecer y mantener relaciones saludables, comunicarse de manera efectiva, trabajar en equipo y resolver conflictos de manera constructiva.

Volviendo al ejemplo anterior, vamos a ver si Lucas las cumplía. Antes de ofrecer su ayuda, el peque es capaz de comprender sus emociones. Podría darse cuenta en ese momento de que estaba preocupado. Sin embargo, y gracias a poner en práctica la autorregulación, es capaz de gestionar la emoción y no alarmarse demasiado. En ese momento, su motivación por ayudar a los demás lo lleva a ofrecérsela a la persona que cree que lo necesita. En cuarto lugar, demuestra empatía a la hora de entender que la persona que se ha hecho daño puede que no quiera seguir jugando a lo mismo, y pone en práctica sus habilidades sociales al proponerle al resto del mundo cambiar de juego para que todos sigan disfrutando del tiempo juntos.

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¿Por qué es importante trabajar la inteligencia emocional?

El desarrollo de la educación emocional nos aporta muchos beneficios y pueden cambiar radicalmente la manera en la que entendemos el mundo, no solo ayudando a los demás sino también a nosotros mismos.

Influye en nuestra autoestima

En primer lugar, la cantidad de herramientas que tengamos para resolver los conflictos va a impactar directamente en nuestro autoconcepto y nuestra autoestima a la hora de enfrentarnos a las cosas. Por ejemplo: si somos capaces de darnos cuenta de que estamos nerviosos antes de comenzar un examen, o una presentación delante de gente, y sabemos que tenemos estrategias de regulación, que podemos ir a beber agua y repetirnos “soy capaz”, etc., es mucho más probable que tengamos confianza en nuestras capacidades y que el resultado acabe siendo mucho más positivo.

Comunicación efectiva

Al entender y expresar las emociones, los peques pueden comunicarse de manera más efectiva con los demás. Si somos capaces de tener introspección y ver qué cosas nos molestan, y analizar las cosas que les molestan a los demás, podremos entenderlas y hablarlo desde la calma. Podemos entender que es importante poner límites y también respetar los límites de los demás, lo que nos lleva al siguiente punto:

Resolución de conflictos

Si desarrollamos la escucha, la comprensión y el diálogo positivo, y somos capaces de entender e integrar que todo el mundo comete errores pero que el verdadero foco está en repararlos y en buscar soluciones, esto permite a nuestros peques identificar y abordar conflictos de manera constructiva. Pueden negociar, mostrar empatía y encontrar soluciones que beneficien a todas las partes involucradas. Si, por ejemplo, hay un grupo de adolescentes en el que todos tienen móvil pero uno no, y cuando quedan todos lo están usando todo el mundo, un peque con inteligencia emocional sería capaz de entender la tristeza o la sensación de exclusión que este puede sentir y llegar a algún acuerdo con el resto para no utilizarlos cuando estén en persona.

Éxito académico

Diversos estudios indican que los niños con altos niveles de inteligencia emocional tienden a tener un mejor desempeño académico. Están mejor equipados para manejar el estrés, la presión y las demandas del entorno educativo. También, poniendo en valor los diferentes tipos de inteligencia, serán capaces de relativizar y manejar la frustración.

Toma de decisiones

Todos los puntos anteriores nos llevan a entender que los peques con inteligencia emocional desarrollada están mejor preparados para tomar decisiones racionales y equilibradas, considerando tanto la información objetiva como las implicaciones emocionales. Esto conduce también a una mayor capacitación para convertirse en líderes y en colaborar con las personas y el trabajo en equipo.

Adaptabilidad y resiliencia

Los niños y niñas con inteligencia emocional pueden adaptarse mejor a los cambios y superar desafíos. Tienen la capacidad de recuperarse de situaciones difíciles y seguir adelante de manera positiva. Sentirnos cómodos y versátiles a la hora de enfrentarnos a cosas nuevas, nos ayuda a seguir atreviéndonos y a no tener miedo a las cosas desconocidas.

En resumen, desarrollar la inteligencia emocional en los niños es esencial para su desarrollo integral y para equiparlos con las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos emocionales y sociales que enfrentarán en la vida.

Como siempre, y volviendo al dato que he compartido al inicio del post, nuestra función como madres y padres es aprovechar las situaciones del día a día para que la capacidad pueda desarrollarse, y si queremos que sean capaces de establecer relaciones saludables, tomar decisiones informadas y contribuir de manera positiva a la sociedad, somos los primeros que tenemos que desarrollar nuestra inteligencia emocional. No se puede enseñar lo que no se posee. 🙂

Si te interesa conocer más estrategias de autorregulación y conciencia emocional, házmelo saber y continuaremos en otro momento. ¡Todavía queda mucho que compartir! Si te ha surgido cualquier duda o comentario, puedes encontrarme por email: laura@montessorienpositivo.com, por redes sociales, y en esta página web. ¡Ah! Y antes de irme, agradecería que lo compartieras con alguien a quien pudiera ayudar. Estoy muy agradecida con aquellos que hacéis que esta web y estos podcasts cada día llegue a un poquito más de oyentes. Millones de gracias. ¡Hasta la próxima!

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