El uso de la pauta Montessori está bastante extendido en las libretas y en la incorporación de este tipo de renglones en la escritura, pero ¿alguna vez te has planteado cómo se desarrollan la escritura y la lectura a partir del método Montessori? ¡Vamos a ello!

¿Qué tipo de método de lectura sigue Montessori?

Cuando hablamos de educación infantil y de la adquisición de la lectura, hay dos métodos que se pueden emplear:

El método fonético

El método fonético se basa en la enseñanza secuencial de los sonidos individuales de las letras y grupos de letras. Los niños aprenden a asociar cada símbolo gráfico con su correspondiente sonido, desarrollando habilidades de decodificación que les permiten leer palabras descomponiéndolas en sus componentes fonéticos (por ejemplo: c-a-s-a). Una vez establecida la correspondencia entre cómo suena y cómo se escribe, son capaces de extender este conocimiento y tener acceso a todas las palabras de nuestra lengua.

El método global

Contrariamente, el método global se centra en enseñar a los niños a reconocer palabras como unidades completas, sin necesariamente descomponerlas fonéticamente. Los niños y niñas aprenden a identificar palabras visualmente y asociarlas con su significado sin un énfasis inicial en los sonidos individuales de las letras. La memorización visual y la comprensión del contexto son esenciales en este enfoque, que a menudo comienza con palabras familiares antes de abordar componentes fonéticos. Este método busca fomentar la comprensión global de las palabras desde el principio, utilizando el contexto y el significado como guías para la lectura (en la palabra "pelota", el peque no empezaría a decodificar p-e-l-o… sino que iría reconociendo, por exposición a las palabras una y otra vez, lo que puede ser).

¿Qué acceso a la lectoescritura utilizamos día a día?

Cuando hablamos de sistemas de lectura que utilizamos las personas, el acceso a la lectura se puede realizar a través de dos rutas principales: la visual y la fonológica. En la ruta visual, los lectores reconocen palabras principalmente mediante su forma visual, haciendo uso de la memoria visual y la identificación directa de palabras familiares. Este enfoque es eficaz para palabras comunes que han sido memorizadas visualmente, y equivaldría al método global.

Por otro lado, la ruta fonológica implica descomponer las palabras en sus sonidos individuales o fonemas, estableciendo una correspondencia entre letras y sonidos. Los lectores que utilizan esta ruta decodifican palabras asignando sonidos a las letras y combinándolos para formar palabras, lo que resulta especialmente útil para palabras nuevas o menos familiares, facilitando la comprensión de la relación entre la pronunciación y la escritura.

En la práctica, los lectores suelen emplear una combinación de ambas rutas, adaptándose a diferentes palabras y contextos para lograr una lectura efectiva y comprensiva. La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta la capacidad de una persona para leer, escribir y deletrear con precisión y fluidez. En algunos casos, una de las dos rutas se puede ver más afectada que la otra.

Una vez explicadas las dos opciones entre las que se suele escoger, el método Montessori hace uso de un método fonético; es decir, se prioriza la adquisición de los sonidos y la correspondencia con la grafía frente a la lectura visual de las palabras, la cual llegará más tarde cuando los procesos estén automatizados.

¿Qué viene primero según el método Montessori, la lectura o la escritura? 

Contrariamente a lo que podemos pensar, y aunque son procesos que crecen bastante en paralelo, la escritura se anticipa un poco a la lectura. Cuando tenemos una visualización en la mente del mensaje que queremos transmitir, sabemos la intencionalidad y manejamos el contexto (por ejemplo: “quiero comer”); sin embargo, cuando nos exponemos a la lectura, entran muchas más variables en juego porque tenemos que entender (¿de qué nos hablará el texto? ¿De comida, de juguetes, de sitios, de acciones…?). Por tanto, aunque la correspondencia entre símbolo y fonema sirva también para la lectura, será más fácil empezar a ponerla en práctica con la parte productiva primero. 

En general, los peques en un entorno Montessori pueden comenzar a explorar materiales relacionados con la lectura y la escritura a partir de los 3 años. Las actividades iniciales se centran en el desarrollo de habilidades prelectoras y preescritoras, como el reconocimiento de sonidos y la práctica de movimientos motores finos necesarios para la escritura. Estas actividades, muy importantes porque se conocen como las de conciencia fonológica, consisten en juegos orales como el “veo, veo”, libros de imágenes, exposición a vocabulario y fotografías reales de elementos…